Eugenio Amézquita Velasco
Paredes que amenazan colapsarse, exceso de humedad, muros que fácilmente desprenden el enjarre, techos que requieren de ser renovados son algunas de las manifestaciones de 50 años de antigüedad del templo parroquial de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que ponen de manifiesto la necesidad y la urgencia de sumarse al rescate de la Casa de Dios, la casa de todos, en el barrio ubicado en la colonia Pánfilo Natera, de Zacatecas.
Invitado por el Pbro. Jorge Eduardo Domínguez Díaz, párroco de este lugar para apoyar en la difusión del Evangelio, pude constatar que aquí se viven las palabras del Cristo de San Damián a Francisco de Asís cuando le dice: "Reconstruye mi Iglesia que amenaza ruina".
Aquí la ruina empieza en lo material. Un recorrido fotográfico que aquí te comparto, hermano zacatecano, te pone de manifiesto que tras medio siglo de servicio, se necesita el apoyo de todos los vecinos para rescatar la casa de todos, el lugar que los une, el sitio donde muchos han sido bautizados, muchos han recibido el sacramento de la penitencia, otros se han casado y otros, finalmente, han recibido la última bendición en sus funerales o celebraciones exequiales.
Techos, muros, pisos, drenajes y otros elementos arquitectónicos sufren el paso del tiempo y en un gran esfuerzo, el párroco ha logrado tocar puertas y recibir respuestas. Pero no es suficiente.
Se necesitan muchos pocos
En la antigua Michoacán, en el siglo XVI, se recuerda en Pátzcuaro al gran primer obispo Vasco de Quiroga y los frailes franciscanos que abrieron hospitales para atender a los indígenas. Insuficientes fueron los recursos de los españoles que se desprendieron de parte de sus riquezas para apoyar dichos lugares en favor de los indios. La solución que encontraron fue pedirles a los mismos indios purépechas las ayudas posibles para sacar adelante los hospitales. Los oriundos de esos lugares, llevaban desde gallinas, maíz, frijoles, huevos y otros productos propios de la tierra o generados por los animales de sus hatos domésticos. Con esos muchos pocos se hizo un mucho y se resolvieron las necesidades.
La colonia Pánfilo Natera vive su pobreza, sus necesidades. Muchas personas de la tercera edad que viven de sus pensiones o de los apoyos de sus hijos. Es poco lo que pudieran aportar.
Pero si todos aportaran un poco de ese poco, con muchos pocos se hace un mucho. Esa es la clave para sacar la obra que es de todos y rescatar la Casa de Dios.
Súmate a los muchos pocos para hacer el mucho. La obra finalmente aquí se queda y es para tí.
Reconstruyamos la Iglesia, que amenaza ruina.
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